
 
Cadavedo cuenta con un
 centro de acogida para los peregrinos del Camino de Santiago, ubicado 
en una casita que fue costeada por el pueblo como alojamiento  
provisional para vecinos de esta localidad, que por causas accidentales pudieran
 sufrir la perdida de su casa por un accidente fortuito.
Por este edificio de una planta pasan cientos de caminantes a lo 
largo del año, con más intensa frecuencia en los meses de verano, camino
 de Luarca. Aquí con el sólo requisito de cuidar la instalación y hacer 
un donativo voluntario pueden asearse,comer tranquilamente sus viandas y
 dormir en sus sacos térmicos reparando las fuerzas tan preciadas.
 
Encontramos a Gioia Risatti,una chica italiana de 33 años, 
sentada en las duras escaleras de cemento del edificio mientras lee su 
guía del Camino y se va recuperando de una tendinitis que cura con los 
remedios que le ha dado la farmacéutica del pueblo junto con la ayuda de
 baños de mar en la Playa de la Ribeirona.
 
Nuestra protagonista trabaja y vive en Florencia donde se dedica a
 organizar conciertos de música clásica. Ha tenido un año muy agitado y 
estresante por lo que pensó que le vendría bien un acercamiento a la 
Naturaleza, espartano y relajado, por lo cual se lanzó a su particular 
aventura del Camino de Santiago desde el País Vasco el 2 de Agosto.Su 
ruta que pretende acabar no en Santiago, si no en Finisterre, en la costa 
de la muerte gallega, por aquello de que como los antiguos decían, es 
donde se termina el mundo, le ha llevado ya a recorrer más de quinientos
 kilómetros en veinte días.
 
No lo hace para ponerse a prueba, como algunos pudieran pensar, 
pues de eso ya se encarga su exigente trabajo en Italia. Es una 
experiencia que tiene que ver más con su concepto de la libertad 
personal y el control soberano de sus actos.
 
"No es cierto eso de que según vas haciendo kilómetros, estos cada 
vez te pesan menos. El esfuerzo siempre es el mismo, pero es llevadero, 
pues tú y nadie más marca las etapas."Mañana - añade- trataré de llegar 
hasta Luarca " con tendinitiis y todo"; comenta animosa. "Me levantaré a
 las siete de la mañana y me pondré de nuevo en marcha".
 
La comida la va resolviendo de manera un tanto improvisada, 
comprando sus alimentos en mercadillos, tiendas o supermercados de los 
pueblos por donde pasa. A lo que no renuncia es al desayuno, al que se entrega con 
delectación de gran dama.
 
Siempre, a ser posible, en la terraza de un bar, para ver pasar a la gente y estimularse con la brisa mañanera.
 
Ha
 tenido ocasión de conocer la red de albergues del País Vasco y 
Cantabria en su camino y piensa que la de Asturias es manifiestamente 
mejorable. "Encuentro que no hay demasiadas plazas para los caminantes 
en Asturias, cada vez son más los caminantes pero no parece que se 
inauguren más centros de acogida por ello".
 
Una pena, pues los peregrinos acumulan una valiosa experiencia sobre el 
terreno, que contarán en sus países a su regreso y su opinión 
podría servir para encumbrar nuestro prestigio como destino turístico de
 forma impagable.
 
Gioia parece una mujer positiva y cordial como lo demuestra 
el hecho de que acceda de buen grado a dejarse fotografiar casi ya sin 
luz solar a pesar del riesgo de que el resultado de la foto pueda 
resultar un poco fantasmal . Ante la duda de defender su buena imagen de
 una foto no muy bien conseguida o colaborar con el bloguero, opta 
generosamente  por dejarse retratar para así hacer `posible la 
publicación de esta crónica.
Buena suerte en tu periplo peregrina, Que el camino te sonría y te ofrezca grandes gozos. 
 
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