sábado, 20 de abril de 2013

Casonas Indianas de Cadavedo




Los indianos, modestos emigrantes, hicieron algunos de ellos inmensas fortunas. En Cuba, Méjico,   Argentina, ó Uruguay, estos hombres de extracción muy pobre, en la mayoria de los casos, demostraron una audacia y un olfato especial para los negocios.
Montaron cafetales, secadores de tabaco, ferreterias, telares  y colmados, y a costa de entregar su vida por entero al negocio, incluso instalando su colchón bajo el mostrador de la tienda de ultramarinos,coleccionaron peso a peso un capital que de regreso a sus pueblos, emplearon en construir fabulosos palacetes  y obras sociales como asilos, escuelas o lavaderos públicos , que levantaron como símbolo de su nuevo estatus.
Cadavedo posee algunos ejemplos de esta arquitectura caprichosa, algunas de ellas como Casa Hilda, toda blanca como un merengue,  está a la venta. 
Otras son, como la Casa Roja, un hotel con encanto. En otros casos como el conocido Chalet de Juan Cantón, son habitadas por sus privilegiados propietarios, que las conservan impecablemente.

La llamada" Casa Roja", que hoy es el hotel que lleva ese nombre, fué construida en 1.899 para D. Leandro Pérez a su vuelta de Uruguay (en la foto con su esposa Carmen y dos de sus hijos), país donde hizo fortuna en negocios de ganado. La casa debe su nombre al color de su fachada, donde destacan sus galerías de madera pintada de blanco que proporcionan unas vistas muy bellas. Esta casona es también gemela de otra de semejantes caracteristicas, construida en la misma fecha por su primo, también emigrante a Uruguay, Juan Rodriguez.
La Casa Roja, fué adquirida por el matrimonio de Oviedo, con ancestros en Cadavedo, Angeles Méndez y Alberto Fernández, quienes se la compraron a las últimas moradoras de la vivienda en 1999.
La Casa de 330 metros con jardín de 1.800 mts, se alquilaba al principio para veraneantes como alojamiento rural. Pero sus dueños dieron el paso de convertirla en Hotel como forma de acceder a las ayudas del Plan Leader de la Unión Europea, que ponían como condición que fuera establecimiento hotelero con un baño en cada habitación.
Emprendedores amantes de las construcciones antiguas y de los paisajes asturianos, ya habían realizado otra intentona de crear un alojamiento rural proponiendo al Ayuntamiento de Valdés la adquisición de unas viejas y deterioradas escuelas de la República, situadas en el incomparable paraje de Silvamayor, en zona de Brañas. Pero la lenta respuesta del Ayuntamiento en ese momento, les obligó a abandonar el proyecto, centrandose finalmente en la adquisición de la Casa Roja.
Las casonas antiguas suelen venderse con sus utensilios y recuerdos, y hasta con sus fantasmas si estos las poblaran. Pero del mobiliario original de  la casa Roja, poco quedó "pues los muchos herederos", se lo llevaron casi todo. Algún cabecero o alhacena de madera pudo ser recuperado y ha podido adaptarse con éxito en el comedor o algunas habitaciones.
La decoración de la casa Roja, no peca por eso de pesada o ampulosa, ni sus muebles intimidan como pasa con las antigüedades barrocas. Las siete estancias, dos de ellas dobles están decoradas con gusto, sobriamente, buscando la convivencia de algún mueble de anticuario con soluciones funcionales.
Una veranda o pabellón acristalado hace las veces de espacio para desayunos y comedor, con el fragante abrazo de las especies del jardín, que se divisan por sus ventanales.
La clientela de la Casa Roja es fundamentalmente extranjera, ingleses, alemanes, franceses, que tienen una cultura desarrollada de turismo de naturaleza y valoran estos lugares especiales, junto con visitantes urbanitas de las grandes ciudades españolas, sobre todo de Madrid, que en algunos casos se han convertido en amigos de la casa. Se trata de  familias al completo que repiten sus estancias año tras año en verano, Navidad o Semana Santa.
 
Para los amantes de las casas indianas, recomiendo con entusiasmo el muy completo blog
Y el libro publicado por la editorial Antonio Machado, " Indianos la gran aventura" de Anneli Bojstad y Eduardo Mencos de quierenes son también los textos y fotografias















viernes, 19 de abril de 2013

Torre de Villademoros


Andando por los bosques que unen Cadavedo con Villademoros, que nos  recuerdan al bandido Fendetestas, el personaje de "El Bosque Animado ", se puede llegar hasta la torre medieval de Villademoros. Un imponente monumento de la baja edad media restaurado en el año 2000 como incomparable escenario para el descanso y el turismo de naturaleza.
Manolo Santullano, 43 años, propietario y director del Hotel Rural Torre de Villademoros, ya jugaba de pequeño junto a esta torre medieval, cuando deshabitada por sus tradicionales propietarios no era más que una ruina espléndida, que se resistía a la devastación del tiempo, gracias a su gallarda estructura de cuarcita.
Cuando tiempo después, siendo ya un joven cientifico,  la ocasión le brindó la oportunidad de adquirirla, así como la casa solariega del siglo XVIII del linaje de los  Peláez, que formaba conjunto arquitectónico con la torre, ni se lo pensó dos veces. Aprovechando la coyuntura favorable de unos fondos Leader recién creados para favorecer la innovación en el entorno rural europeo , allá que se lanzó, con una mezcla de intuición y devoción por su tierra .
Fué un caso de enamoramiento, y se puede decir que Manolo se hizo hotelero por amor a una casa. Dejó su oficio de biólogo y aliado con su padre y hermano como socios capitalistas restauraron esta colosal fortaleza medieval de más de doce metros de alta, que más que defensiva fué siempre torre señorial habitada desde el siglo XV.
Así las cosas, se convirtieron en pioneros del turismo rural en la zona Occidental de Asturias, cuando pocas opciones había en este tipo de oferta, además de Villa Argentina en Luarca, un palacete indiano erigido a finales de 1800 por los legendarios Pachorros, rehabilitado con similares propósitos.
La Torre de Villademoros, es un enclave privilegiado para la contemplación de toda la rasa Cantábrica, en el centro geográfico de la comarca de Entrecabos, paisaje natural protegido que se extiende entre los cabos Vidio y Busto, de playas bravas y espectaculares acantilados.
La instalación, con 10 sobrias pero acogedoras habitaciones dobles, forma parte del circuito de Casonas Asturianas con encanto, y de la red Rusticae, del que forman parte enclaves distinguidos del entorno rural  nacional.
Cuando se le pregunta a Manolo el propietario de la Torrre, que cree que le falta a Asturias para alcanzar el nivel que se merece en el turismo de naturaleza, nos brinda la fórmula al instante:. " El cliente nacional o extranjero, que se desplaza hasta  aquí, reclama por encima de todo  tranquilidad y un entorno cuidado. Que los caminos sean accesibles para bicicleta o senderismo, que el bosque esté protegido , que las playas estén limpias, que no haya ruidos perturbadores, que la acogida sea hospitalaria y la oferta gastronómica sea de calidad. Son cosas que nosotros podemos ofrecer. Pero se echa de menos un mayor compromiso de los poderes públicos en el cuidado del entorno”.
"EL camino hasta las playas de Quintana estaba intransitable, y nos hemos tenido que encargar nosotros de desbrozarlo, para que nuestros clientes y otros paseantes puedan frecuentarlo. Son las cosas que debería hacer un Ayuntamiento; para eso se pagan impuestos"...
Abandonamos este sitio con la grata sensación de haber disfrutado unos instantes de un lugar especial.
Echamos un último vistazo a la torre y le encontramos un cierto parecido con el rostro de un  caballero medieval que nos guiña sus pequeños ojillos a modo de ventanas...










jueves, 18 de abril de 2013

Jardín de La Fonte Baixa


Como esos canteros que dedicaban todo su arte a la construcción de una Catedral, que les ocupaba la existencia entera, el jardín de la Fonte Baixa, situado en la localidad de el El Chano, en el  Concejo de Valdés, absorve desde 1990, la energía y dedicación a tiempo total del jardinero José Manuel Alba, de 59 años, que se dedica a este espacio increible por entero.
José Manuel oficia de jardinero mayor, desde que sus dueños José Javier Rivera  y su esposa Rosa Maria Pardo, decidieron crear este espacio, como complemento a la casa de vacaciones que construyeron hace 17 años, para sus estancias en Asturias.
Estos infatigables coleccionistas botánicos, propietarios de la empresa panadera Panrico, comenzaron encargando un jardín de limitadas dimensiones que luego se ha ido haciendo descomunalmente grande, al sumar a lo largo de los años 58 fincas de 38 dueños distintos. Hasta alcanzar el formato con que hoy cuenta el Jardín de la Fonte Baixa de 20 hectáreas dedicadas a plantas y árboles de todo el orbe, que se han ido aclimatando frente al Cantábrico, gracias al benévolo microclima del que disfruta. Más de 25.000 azaleas, unas 10.000 camelias; pertenecientes a unas 1.000 variedades diferentes, 25.000 rododendros o cuatro kilómetros lineales de hortensias de todos los colores, con predominio de las azules.
Como si se tratase de un asilo vegetal, aquí se han salvado providencialmente e instalado especies de palmeras, algarrobos, o araucarias, rescatadas de viejos jardines centenarios demolidos, o borrados del mapa por el paso de autopistas u obras de ingenieria, con las que impone la modernidad su avance inexorable.
Entre las especies más singulares, podría mencionarse:
Un ejemplar de algarrobo, el árbol más antiguo del jardín, que se calcula pueda tener casi mil años, proveniente de la provincia de Valencia.
Un "Acer palmatium rojo" japonés,  bonsái con más de 250 años, y cuyo coste ronda los 24.000 €.
Bambús de extraordinaria altura y resistencia comparable al acero.
"Ejemplares de "Metrosideros" de Guayana o árbol de hierro, de los primeros en plantarse en el jardín,
Helechos australianos y de Nueva Zelanda. Uno de estos ejemplares de 250 años, fué censado y numerado, con su propio chip intransferible, grapado en su corteza para que no fuera vendido o comercializado, condición impuesta  por su proveedor cuando lo suministró a la colección del Jardín de la Fonte Baixa.
Fonte Baixa acoge también esculturas, fuentes y elementos mobiliarios adquiridos en anticuarios o subastas, así como un exótico conjunto de pagodas y gazebos enlazados por puentes de hierro colado, obsequio del gobierno chino al propietario cuando instaló la marca Panrico en la republica popular.
Igualmente, cuenta con varios miradores sobre Luarca, desde los que se  divisan vistas espléndidas del puerto y las 3 playas de la localidad.
El altruismo de los propietarios y el afán divulgador de este magnífico jardinero, ponen al alcance de los visitantes lo que podria ser un lujo exclusivamente privado de sus dueños. Y por tres euros por persona José Manuel Alba ofrece una visita guiada de unas 3 horas, en horario de 11 a 14 h y de 16, 30 a 19, 30h en cualquier estación del año.
La visita que ha de ser previamente concertada, incluye un cupo de nueve personas, para evitar la masificación y garantizar el disfrute de los visitantes.
Los interesados pueden contactar con José Manuel en los teléfonos: 985 47 08 61.y móvil: 678865276








miércoles, 17 de abril de 2013

Camen y sus esculturas vegetales


¿Os acordais de la pelicula de Johnny Depp, "Eduardo Manostijeras". La fábula de un joven con las manos terminadas en tijeras que daba forma de topiaria a cuanto ciprés o brezo se encontraba en el vecindario?.
Camen, es una suerte de Eduardo Manostijeras de Cadavedo, pero en el restringido ámbito de su propio huerto.
El jardín de su casa centenaria, dotado de un singular horreo,está repleto de sorprendentes esculturas verdes de su autoria, trabajadas con habilidad de autodidacta.
Son estructuras forjadas con la misma malla de gallinero que se emplea para proteger los corrales, por debajo de la cual se hace crecer y se recorta con enorme paciencia plantones de "lonicera nítida", una planta tapizante, de la familia de la madreselva, según Camen, más flexible, rápida en crecer y más económica que las plantas de boj enano, que habitualmente se emplean para estos menesteres botánicos de la topiaria.
Cestas de flores, ositos, delfines acrobáticos, cisnes, cerditos, formas geométricas, conejos saliendo de verdes chisteras, elefantes....son las figuras que se pueden admirar en su terreno.
Camen de pequeñita era una niña que coleccionaba esquejes y toda clase de plantas, poblando su jardín hoy se ven algunas especies de origen japones o australiano, verdaderamente interesantes como Miraguanos de Oceanía, Arces enanos japoneses o Flor de la cera.
Cada día saluda a sus plantas y las observa a ver como van creciendo, si tienen una nueva flor o merodea en torno a ellas un caracol invasor.
El influjo de las flores mantiene a su dueña de magnifico humor todo el día.
Muchos son los beneficios de las plantas. Habrá que reconocer también que visto lo visto, contribuyen a estimular la imaginación de las personas que a ellas dedican su tiempo.