Andando por
los bosques que unen Cadavedo con Villademoros, que nos recuerdan
al bandido Fendetestas, el personaje de "El Bosque Animado
", se puede llegar hasta la torre medieval
de Villademoros. Un imponente monumento de la baja edad media restaurado en el
año 2000 como incomparable escenario para el descanso y el turismo de
naturaleza.
Manolo Santullano, 43 años, propietario y director del Hotel Rural Torre de Villademoros, ya jugaba de pequeño junto a esta torre medieval, cuando deshabitada por sus tradicionales propietarios no era más que una ruina espléndida, que se resistía a la devastación del tiempo, gracias a su gallarda estructura de cuarcita.
Manolo Santullano, 43 años, propietario y director del Hotel Rural Torre de Villademoros, ya jugaba de pequeño junto a esta torre medieval, cuando deshabitada por sus tradicionales propietarios no era más que una ruina espléndida, que se resistía a la devastación del tiempo, gracias a su gallarda estructura de cuarcita.
Cuando tiempo después, siendo ya un joven cientifico, la ocasión le brindó la oportunidad de
adquirirla, así como la casa solariega del siglo XVIII del linaje de los Peláez, que formaba conjunto arquitectónico
con la torre, ni se lo pensó dos veces. Aprovechando la coyuntura favorable de
unos fondos Leader recién creados para favorecer la innovación en el entorno
rural europeo , allá que se lanzó, con una mezcla de intuición y devoción por su
tierra .
Fué un caso
de enamoramiento, y se puede decir que Manolo se hizo hotelero por amor a una
casa. Dejó su oficio de biólogo y aliado con su padre y hermano como socios capitalistas
restauraron esta colosal fortaleza medieval de más de doce metros de alta, que
más que defensiva fué siempre torre señorial habitada desde el siglo XV.
Así las
cosas, se convirtieron en pioneros del turismo rural en la zona Occidental de
Asturias, cuando pocas opciones había en este tipo de oferta, además de Villa
Argentina en Luarca, un palacete indiano erigido a finales de 1800 por los
legendarios Pachorros, rehabilitado con similares propósitos.
La Torre de Villademoros, es un enclave privilegiado para la contemplación de toda la rasa Cantábrica, en el centro geográfico de la comarca de Entrecabos, paisaje natural protegido que se extiende entre los cabos Vidio y Busto, de playas bravas y espectaculares acantilados.
La Torre de Villademoros, es un enclave privilegiado para la contemplación de toda la rasa Cantábrica, en el centro geográfico de la comarca de Entrecabos, paisaje natural protegido que se extiende entre los cabos Vidio y Busto, de playas bravas y espectaculares acantilados.
La
instalación, con 10 sobrias pero acogedoras habitaciones dobles, forma parte del
circuito de Casonas Asturianas con encanto, y de la red Rusticae, del que
forman parte enclaves distinguidos del entorno rural nacional.
Cuando se le
pregunta a Manolo el propietario de la Torrre, que cree que le falta a Asturias
para alcanzar el nivel que se merece en el turismo de naturaleza, nos brinda la
fórmula al instante:. " El cliente nacional o extranjero, que se
desplaza hasta aquí, reclama por encima
de todo tranquilidad y un entorno
cuidado. Que los caminos sean accesibles para bicicleta o senderismo, que el
bosque esté protegido , que las playas estén limpias, que no
haya ruidos perturbadores, que la acogida sea hospitalaria y la oferta gastronómica
sea de calidad. Son cosas que nosotros podemos ofrecer. Pero se echa de menos
un mayor compromiso de los poderes públicos en el cuidado del entorno”.
"EL
camino hasta las playas de Quintana estaba intransitable, y nos hemos tenido
que encargar nosotros de desbrozarlo, para que nuestros clientes y otros
paseantes puedan frecuentarlo. Son las cosas que debería hacer un Ayuntamiento;
para eso se pagan impuestos"...
Abandonamos
este sitio con la grata sensación de haber disfrutado unos instantes de un
lugar especial.
Echamos un último vistazo a la torre y le encontramos un cierto parecido con el rostro de un caballero medieval que nos guiña sus pequeños ojillos a modo de ventanas...
Echamos un último vistazo a la torre y le encontramos un cierto parecido con el rostro de un caballero medieval que nos guiña sus pequeños ojillos a modo de ventanas...
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