viernes, 19 de abril de 2013

Torre de Villademoros


Andando por los bosques que unen Cadavedo con Villademoros, que nos  recuerdan al bandido Fendetestas, el personaje de "El Bosque Animado ", se puede llegar hasta la torre medieval de Villademoros. Un imponente monumento de la baja edad media restaurado en el año 2000 como incomparable escenario para el descanso y el turismo de naturaleza.
Manolo Santullano, 43 años, propietario y director del Hotel Rural Torre de Villademoros, ya jugaba de pequeño junto a esta torre medieval, cuando deshabitada por sus tradicionales propietarios no era más que una ruina espléndida, que se resistía a la devastación del tiempo, gracias a su gallarda estructura de cuarcita.
Cuando tiempo después, siendo ya un joven cientifico,  la ocasión le brindó la oportunidad de adquirirla, así como la casa solariega del siglo XVIII del linaje de los  Peláez, que formaba conjunto arquitectónico con la torre, ni se lo pensó dos veces. Aprovechando la coyuntura favorable de unos fondos Leader recién creados para favorecer la innovación en el entorno rural europeo , allá que se lanzó, con una mezcla de intuición y devoción por su tierra .
Fué un caso de enamoramiento, y se puede decir que Manolo se hizo hotelero por amor a una casa. Dejó su oficio de biólogo y aliado con su padre y hermano como socios capitalistas restauraron esta colosal fortaleza medieval de más de doce metros de alta, que más que defensiva fué siempre torre señorial habitada desde el siglo XV.
Así las cosas, se convirtieron en pioneros del turismo rural en la zona Occidental de Asturias, cuando pocas opciones había en este tipo de oferta, además de Villa Argentina en Luarca, un palacete indiano erigido a finales de 1800 por los legendarios Pachorros, rehabilitado con similares propósitos.
La Torre de Villademoros, es un enclave privilegiado para la contemplación de toda la rasa Cantábrica, en el centro geográfico de la comarca de Entrecabos, paisaje natural protegido que se extiende entre los cabos Vidio y Busto, de playas bravas y espectaculares acantilados.
La instalación, con 10 sobrias pero acogedoras habitaciones dobles, forma parte del circuito de Casonas Asturianas con encanto, y de la red Rusticae, del que forman parte enclaves distinguidos del entorno rural  nacional.
Cuando se le pregunta a Manolo el propietario de la Torrre, que cree que le falta a Asturias para alcanzar el nivel que se merece en el turismo de naturaleza, nos brinda la fórmula al instante:. " El cliente nacional o extranjero, que se desplaza hasta  aquí, reclama por encima de todo  tranquilidad y un entorno cuidado. Que los caminos sean accesibles para bicicleta o senderismo, que el bosque esté protegido , que las playas estén limpias, que no haya ruidos perturbadores, que la acogida sea hospitalaria y la oferta gastronómica sea de calidad. Son cosas que nosotros podemos ofrecer. Pero se echa de menos un mayor compromiso de los poderes públicos en el cuidado del entorno”.
"EL camino hasta las playas de Quintana estaba intransitable, y nos hemos tenido que encargar nosotros de desbrozarlo, para que nuestros clientes y otros paseantes puedan frecuentarlo. Son las cosas que debería hacer un Ayuntamiento; para eso se pagan impuestos"...
Abandonamos este sitio con la grata sensación de haber disfrutado unos instantes de un lugar especial.
Echamos un último vistazo a la torre y le encontramos un cierto parecido con el rostro de un  caballero medieval que nos guiña sus pequeños ojillos a modo de ventanas...










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