Los indianos, modestos emigrantes, hicieron algunos de ellos
inmensas fortunas. En Cuba, Méjico, Argentina, ó Uruguay, estos
hombres de extracción muy pobre, en la mayoria de los casos, demostraron una audacia
y un olfato especial para los negocios.
Montaron cafetales, secadores de tabaco, ferreterias, telares y colmados, y a costa de entregar su vida por entero al negocio, incluso instalando su colchón bajo el mostrador de la tienda de ultramarinos,coleccionaron peso a peso un capital que de regreso a sus pueblos, emplearon en construir fabulosos palacetes y obras sociales como asilos, escuelas o lavaderos públicos , que levantaron como símbolo de su nuevo estatus.
Cadavedo posee algunos ejemplos de esta arquitectura caprichosa, algunas de ellas como Casa Hilda, toda blanca como un merengue, está a la venta.
Montaron cafetales, secadores de tabaco, ferreterias, telares y colmados, y a costa de entregar su vida por entero al negocio, incluso instalando su colchón bajo el mostrador de la tienda de ultramarinos,coleccionaron peso a peso un capital que de regreso a sus pueblos, emplearon en construir fabulosos palacetes y obras sociales como asilos, escuelas o lavaderos públicos , que levantaron como símbolo de su nuevo estatus.
Cadavedo posee algunos ejemplos de esta arquitectura caprichosa, algunas de ellas como Casa Hilda, toda blanca como un merengue, está a la venta.
Otras son,
como la Casa Roja, un hotel con encanto. En otros casos como
el conocido Chalet de Juan Cantón, son habitadas por sus privilegiados
propietarios, que las conservan impecablemente.
La llamada" Casa Roja", que hoy es el hotel que lleva ese
nombre, fué construida en
1.899 para D. Leandro Pérez a su vuelta de Uruguay (en la foto con su esposa
Carmen y dos de sus hijos), país donde hizo fortuna en negocios de ganado. La casa debe su nombre al color de su fachada, donde destacan sus galerías de madera
pintada de blanco que proporcionan unas vistas muy bellas. Esta casona es también gemela de
otra de semejantes caracteristicas, construida en la misma fecha por su primo,
también emigrante a Uruguay, Juan Rodriguez.
La Casa
Roja, fué adquirida por el matrimonio de Oviedo, con ancestros en Cadavedo,
Angeles Méndez y Alberto Fernández, quienes se la compraron a las últimas
moradoras de la vivienda en 1999.
La Casa de
330 metros con jardín de 1.800 mts, se alquilaba al principio para veraneantes como alojamiento rural. Pero sus dueños dieron el paso de
convertirla en Hotel como forma de acceder a las ayudas del Plan Leader de la
Unión Europea, que ponían como condición que fuera
establecimiento hotelero con un baño en cada habitación.
Emprendedores amantes de las construcciones antiguas y de los paisajes
asturianos, ya habían realizado otra intentona de crear un alojamiento rural
proponiendo al Ayuntamiento de Valdés la adquisición de unas viejas y
deterioradas escuelas de la República, situadas en el incomparable paraje de
Silvamayor, en zona de Brañas. Pero la lenta respuesta del
Ayuntamiento en ese momento, les obligó a abandonar el proyecto, centrandose
finalmente en la adquisición de la Casa Roja.
Las casonas
antiguas suelen venderse con sus utensilios y recuerdos, y hasta con sus
fantasmas si estos las poblaran. Pero del mobiliario original de la casa
Roja, poco quedó "pues los muchos herederos", se lo llevaron casi todo. Algún cabecero o alhacena de madera pudo ser recuperado y ha podido adaptarse con éxito en el comedor o algunas habitaciones.
La decoración de la casa Roja, no peca por eso de pesada o ampulosa, ni sus muebles intimidan como pasa con las antigüedades barrocas. Las siete estancias, dos de ellas dobles están decoradas con gusto, sobriamente, buscando la convivencia de algún mueble de anticuario con soluciones funcionales.
La decoración de la casa Roja, no peca por eso de pesada o ampulosa, ni sus muebles intimidan como pasa con las antigüedades barrocas. Las siete estancias, dos de ellas dobles están decoradas con gusto, sobriamente, buscando la convivencia de algún mueble de anticuario con soluciones funcionales.
Una veranda
o pabellón acristalado hace las veces de espacio para desayunos y comedor, con
el fragante abrazo de las especies del jardín, que se divisan por sus
ventanales.
La clientela
de la Casa Roja es fundamentalmente extranjera, ingleses, alemanes, franceses,
que tienen una cultura desarrollada de turismo de naturaleza y valoran estos
lugares especiales, junto con visitantes urbanitas de las grandes ciudades
españolas, sobre todo de Madrid, que en algunos casos se han convertido en
amigos de la casa. Se trata de familias
al completo que repiten sus estancias año tras año en verano, Navidad o Semana
Santa.
Para los amantes de las casas indianas, recomiendo con entusiasmo el muy
completo blog
Y el libro publicado por la editorial Antonio Machado, " Indianos la gran aventura" de Anneli Bojstad y
Eduardo Mencos de quierenes son también los textos y fotografias
Ignacio,
ResponderEliminarEstoy aqui en tu blog y me gusta mucho todo lo que veo y leo. No sabes lo refrescante que es para mi ver esta naturaleza y estos paisajes cuando la realidad que me rodea es casi lo opuesto de lo que describes en tus entradas. Me ha dado mucha alegria ver tu foto tambien. Bueno, voy a seguir leyendo y despues te comento mas.
Un besito,
Mirena