En Cadavedo gustan mucho las flores, y si el
título de Villa de las flores de Asturias estuviera acuñado, a este
pueblo le correspondería por mérito propio, por la espelendidez con la
que se derrochan aquí en sus jardines y veredas toda clase de matas.
Resulta inconcebible una casa sin su macizo de flores a la entrada. La afición por las flores es como la evolución refinada de la cultura del campo, ahora que la agricultura ha decaido y abundan los terrenos sin labrar convertidos en verdes praderas.
Se cultiva menos maíz o judias, pero la mano del agricultor no ha
parado quieta y continua plantando semillas de flores y bulbos,
impulsado por su inercia germinadora. Resulta inconcebible una casa sin su macizo de flores a la entrada. La afición por las flores es como la evolución refinada de la cultura del campo, ahora que la agricultura ha decaido y abundan los terrenos sin labrar convertidos en verdes praderas.
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